1001 consejos para emprender PARA QUE EMPRENDER

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MANTENER LA TALLA MORAL 

Por todo lo anterior, considero que este libro ofrece de una forma original, rigurosa y dinámica consejos para hacer posible la revolución emprendedora e innovadora que puede transformar nuestra sociedad para bien en muchas facetas. Por último, quisiera concluir este prólogo atreviéndose a ofrecerte una reflexión personal. Tras vivir 24 años en Estados Unidos aprendí algo que creo es mi obligación transmitirte: Es esencial que en tu trayectoria como emprendedor mantengas siempre una talla moral que sea un ejemplo para los que te rodean en particular y para la sociedad en general. 


No quiero con esto decir que en Estados Unidos no haya personas que hayan podido prosperar y enriquecerse de forma poco ética, pero sí puedo asegurarte que allí no existe lo que aquí conocemos como la cultura del «pelotazo», o para ser mas exactos, la admi- sión de esta cultura como algo aceptable en nuestra sociedad. Des- graciadamente, hacerse rico a base de «innovar» bordeando, si no ya lo legal al menos sí lo ético, está perfectamente admitido y aceptado socialmente en España. Una cultura que en lugar de producir rechazo, desgraciadamente, aún produce admiración en ciertos sectores de nuestra sociedad. En mis 24 años en Estado Unidos nunca conocí a nadie admirar el éxito que no fuera logrado, no ya legalmente sino algo mucho más importante, éticamente. 

Tenemos que formar una sociedad ética donde no haya que esperar o depender de sentencias judi- ciales para separar lo ético de lo no ético. Los emprendedores pueden y deben representar la punta de lanza de esa «regeneración democrática» de la que tanto se habla. Mien- tras no haya regeneración moral, regeneración ética, no avanzaremos. Lo demás es cambiar para que todo siga igual. Mientras no demos de lado al emprendedor cuyo éxito no haya estado marcado por una acción escrupulosamente ética, nunca conseguiremos mejorar como sociedad, haya crisis económica o no. 

En tus manos está dar ejemplo demostrando a los demás que se puede tener éxito, que se puede crear riqueza y, por qué no, hacerse rico sin perder en ningún momento los principios éticos que deben de guiar a toda sociedad que quiera llamarse avanzada. Este libro también te ayudará a seguir el recto camino. Invito al lector a disfrutar y aprovechar los consejos que aquí va a encontrar y confío en que puedan dar muchos frutos en diferentes iniciativas de emprendimiento para que en un futuro no lejano repercutan en la mejora de nuestra sociedad en ámbitos tan diversos y complementarios como la propia innovación abarca.

CAPÍTULO 1 

Pasos para crear una empresa 

El autoempleo, crear tu propio negocio, emprender... Se trata de procesos exigentes, que te obligan a seguir una serie de pasos y tomar decisiones secuenciales. Tus posibilidades de éxito aumentan si dispones de la información adecuada, si sabes a dónde dirigirte y utilizar los recursos que tienes a tu alcance. Recuerda, un buen proyecto es sólo el comienzo.

Cree en ti, pero no con una fe ciega, sino con un plan de negocio sólido.

Para el éxito de un proyecto empresarial tan importante es la actitud de los promotores como su aptitud. Según el Diccionario de la len- gua española (DRAE) de la Real Academia Española, un emprendedor es quien «emprende con decisión acciones dificultosas o azarosas». Llevado esto al ámbito empresarial, cabe decir que un emprendedor, por definición, se caracteriza por su actitud decidida, tendente a la asunción de riesgos, buscando la viabilidad de su proyecto a través de la innovación, de la creatividad. Quien decide arriesgarse a crear una empresa ha de hacer suyos valores como el compromiso, la perseverancia, el esfuerzo. Su disposición al trabajo constante es determi- nante, sobre todo en las fases iniciales del proyecto. 

Y creer en el propio proyecto, pero no sobre la base de una fe ciega, sino sobre unas bases sólidas previamente definidas en el necesario plan de empresa. Esta actitud vital es muy importante, pero también lo es, sin duda, tener las aptitudes apropiadas para ello. Y si bien muchas actitudes son innatas a muchas personas, las aptitudes se adquieren, requieren de una formación adecuada para la que hoy en día hay una variada oferta apropiada. El buen emprendedor, por tanto, ha de reunir un conjunto de aptitudes y actitudes sobre las que debe reflexionar antes de poner en marcha su proyecto. Sobre la base de lo anterior me atrevo a hacer un listado de 10 recomendaciones básicas que podrían hacerse a un emprendedor hoy en día (tan buenas o tan malas como cualesquiera otras, por supuesto): 
1. Perder el miedo al fracaso. En nuestro país sigue existiendo falta de cultura emprendedora que se concreta en un temor exacerbado al fracaso empresarial. Un porcentaje muy significativo de nuestros emprendedores lo son por necesidad, porque no han tenido opción de encontrar un trabajo por cuenta ajena, cuando lo deseable es que primara el emprendedor por convicción. Afortunadamente, se están dando pasos en la buena dirección tanto en los niveles de enseñanza primaria y secundaria como en las propias familias, que según el informe GEM valoran cada vez mejor la figura de un emprendedor (a excepción de este último año 2013, algo atípico). 

Pues bien, es fundamental valorar en sus justos términos el que el proyecto no tenga continuidad en el tiempo. El fracaso de un proyecto ha de entenderse como parte de un proyecto de aprendizaje, como un Máster profesional en el que se hace cierta la máxima de que «se aprende más de los errores que de los aciertos». Y sobre la base de los errores se pueden sentar las bases de nuevos proyectos más sólidos (aunque ya se sabe que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra). 

2. Formarse en materia empresarial especialmente en asuntos financieros, para tener los conocimientos básicos, aunque se piense delegar la gestión (esto suele ser lo más recomenda- ble generalmente: «zapatero a tus zapatos»). Según el reciente informe PISA los adolescentes españoles tienen unas muy bajas competencias en materia financiera, y esto es algo que también caracteriza a muchos de nuestros empresarios. Hay que poner remedio a ello. Las propias Universidades ofrecen cursos especializados de gestión empresarial dirigidos a emprendedores e incluso posgrados en creación de empresas que permiten adquirir los conocimientos, habilidades y competencias precisos para acometer los proyectos con las máximas garantías. La formación es esencial. 

3. Entender que un buen emprendedor empresarial no tiene por qué introducir en el mercado una innovación tecnológica para tener éxito. La viabilidad del proyecto pasa por diferenciarse de lo que ya hay en el mercado, pero esta diferenciación puede darse de muchas formas; por razón geográfica, por ejemplo, simplemente ofreciendo un producto o servicio en una determinada zona que ya está funcionando bien ofrecido por otras empresas en otros lugares. 

4. Afrontar las dudas iniciales internas y externas como retos a superar. Muchos cuestionaron la viabilidad del proyecto dejando pocas esperanzas a que el proyecto salga adelante. Esto enriquecerá al emprendedor, le hará cuestionarse cosas que no se había planteado y quizás suponga incluso modificar el producto o servicio a ofrecer, dirigirse a otros mercados. No se debe desfallecer ante las primeras piedras en el camino. 

5. Aprovechar las estructuras de apoyo a emprendedores que existen en Ayuntamientos, Comunidades Autónomas, Cámaras de Comercio e incluso en las Universidades (en la UCM está la Oficina Complutense del Emprendedor, Compluemprende). Servirán para identificar el potencial del proyecto, ayudar a la elaboración del plan de viabilidad y asesorar en el proceso de tramitación para la puesta en marcha de la empresa. Hay prescriptores con mucha experiencia y no tiene sentido no aprovecharse de ello. 

6. Buscar relacionarse con otros emprendedores que puedan aportar a su propio proyecto, mediante ideas o a través de su especialización (por ejemplo en gestión) y que sean la base de su deseable crecimiento futuro.

Si no eres emprendedor... ¿será porque lo has probado poco?

Vaya por delante que no todas las personas han de ser emprendedoras, y que la sociedad necesita todo tipo de profesionales en las instituciones públicas y privadas en las que se organiza. Por eso, debemos situar la cuestión en su contexto adecuado. Todos tenemos sueños, y lo que nos diferencia es que unas personas van en pos de sus sueños y otras aparcan los suyos y se dedican a hacer realidad los de los demás. Ante la eterna discusión de si las personas emprendedoras nacen o se hacen, yo creo que se hacen y solo necesitan «un poco de práctica» para hacer realidad sus sueños. 

 No es tarea fácil dar consejos a las personas emprendedoras. En primer lugar, debemos ser humildes. Si el emprendimiento fuera una ciencia exacta, la naturaleza de esta publicación sería otra; en segundo lugar, las personas emprendedoras encuentra soluciones donde nosotros sólo vemos problemas, así que, lo que a nosotros nos parece que va a funcionar, a ellas quizás no les valga. Y, en tercer lugar, las personas emprendedoras tienden a escarmentar en cabeza propia (y no en la ajena) y son más de pedir disculpas que de solicitar permiso. 

Por ello, es posible que nuestros comentarios, en el mejor de los casos, puedan ser válidos para el resto del mundo, pero no para ellas. A lo largo de mi vida profesional, he dedicado gran parte de mi tiempo y algunos buenos esfuerzos a trabajar con muchas personas emprendedoras (no solo en el ámbito económico), he analizado unos cuantos cientos de proyectos emprendedores y he sufrido algunos fracasos en propia carne. Por ello, me atrevo a compartir con los lectores algunas vivencias que me parecen relevantes y que siguen resultando sorprendentes a algunas de las personas que se nos acercan a Deusto Entrepreneurship Center con la voluntad de emprender. 

1. La idea no vale nada Las personas emprendedoras creen que su mayor activo es la idea que tienen. Pero, el mercado (los físicos y los virtuales)

está lleno de muchas ideas similares. Unas tienen éxito y otras no. En lo que se diferencian es en la forma en las que esas ideas se han ejecutado o implementado. Es la ejecución, pues, la clave del éxito. 

2. Necesidad, necesidad, necesidad. Las personas emprendedoras se aferran a «su proyecto» y son capaces de dar todo por él. Pero para que sea viable, hace falta que ese proyecto sea sentido por los demás como propio. Esto es, satisfaga alguna necesidad de un número adecuado de consumidoras y ofrecerles una experiencia, una vivencia muy positiva al satisfacerla. 

3. Modelo de Negocio: las descargas no dan de comer. Sin perjuicio de que pivotemos o lo cambiemos completamente, hay que tener claro quién va a usar nuestro producto y quién va a pagar por él (no tienen por qué coincidir ambas figuras). En el sector TIC se valoran las descargas para medir la «tracción» de la oportuna app, lo cual puede ser muy útil para atraer inversión; sin embargo, cada vez son más las personas que solo invierten a partir de que se hayan producido algunas ventas. Sin modelo de negocio no hay empresa. 

4. El Equipo lo es todo. Es bueno que la persona emprendedora conozca y, al principio, sea capaz de recorrer todo el ciclo de su aportación a la cadena de valor. Sin embargo, el éxito suele sonreír al equipo y no al «emprendedor-orquesta». Emprender en Equipo no significa que todos sean co-fundadores, ni que todas las personas co- fundadoras sean CEOs o CTOs... Emprender en Equipo supone salir a buscar a las mejores personas profesionales para el pro- yecto: unas serán co-fundadoras y otras no, unas estarán en el Consejo de Administración y no ocuparán cargo alguno en la estructura de la empresa y otras compatibilizarán ambas responsabilidades. Ésta es una de las tareas más importantes para la persona líder del proyecto. 

5. Vivir el networking y huir del secretismo. Muchas personas emprendedoras no comentan sus proyectos porque tienen miedo a que se los roben o plagien. Sin embargo, compartir la idea con los demás ayuda a pulir, a redefinirla y, en su caso, a cambiarla. Solo del contraste y la interacción puede venir el éxito, mientras que el secretismo suele generar 27 Capítulo 1. Pasos para crear una empresa soledad y nadie se acerca a los solitarios. No será mala práctica que nuestros partners sean buenos «networkers». 6. Es la caja y no las pérdidas lo que mata el proyecto emprendedor. La mentalidad de la empresa en marcha nos impulsa a fijar- nos en la cuenta de Pérdidas y Ganancias y el Balance del Proyecto. Sin embargo, para que el proyecto emprendedor continúe adelante lo que hace falta es que haya suficiente dinero en caja para pagar los gastos del mes, y ello, mes tras mes. Una correcta gestión del Presupuesto de Tesorería es más valiosa que la de la cuenta de PyG. 

7. ¿Inversión para el negocio o para las personas emprendedoras? Los medios de comunicación de vez en cuando nos cuentan lo ricas que se han convertido las personas emprendedoras después de vender su empresa. Por lo que vemos, desgraciadamente, algunas de estas operaciones se parecen mucho «al timo de la estampita» más que a la puesta en marcha de una nueva empresa. Una empresa, para crecer y desarrollarse, necesita fondos y, por cierto, vale lo que alguien esté dispuesto a pagar por ella. Si no hay ventas, habrá que explicar muy bien su capacidad de generar beneficios en el futuro para atraer capital serio. 

 8. Valores, valores y valores. Las personas emprendedoras son las que quieren cambiar el mundo... para mejor. Si vas a poner en marcha un nuevo proyecto emprendedor piensa en cómo mejorará todo lo que toquéis. Seguro que así tenéis más éxito que si solo pensáis en vosotros mismos. La ética siempre da buenos resultados. 

9. Es más rentable comenzar con un bufete que contratarlo cuando no hay remedio. Dadas las facilidades para fundar una empresa, muy pocas per- sonas emprendedoras contratan a un bufete desde el principio; después aparecen problemas entre las co-fundadoras, o con el tipo de producto o servicio ofertado o con las inversoras... Los buenos bufetes están dispuestos a trabajar a riesgo con las personas emprendedoras, así que es mejor trabajar con uno desde el arranque del proyecto y, así, evitar los problemas. 

10. Nada está escrito. Lo bueno de dedicarse a emprender es que nada está previa- 28 1001 consejos para emprender mente escrito. Las personas emprendedoras pueden recorrer el camino que decidan y, a menudo, construir su propio camino. Ni siquiera el mejor de los manuales puede condicionar la ilusión y el tesón de quien es emprendedor. 

11. Falla rápido, falla barato y..., de nuevo a la carga. Para poder lograr el éxito, seguramente el fracaso te cansará más de una vez. Es ley de vida, pero procura que el fracaso no te extenúa hasta la inanición; si has de fracasar hazlo rápido y con los mínimos recursos invertidos para que puedas dedicarte al siguiente proyecto.

El éxito te espera al final del camino.

Seis I-elementos y diez consejos para emprender



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